El polémico nuevo jefe de despacho, Armando Benedetti, no dijo una sola palabra en el consejo de ministros, pero fue el centro del debate. Su llegada al cargo generó fracturas en el alto gobierno. Antes pasó por dos embajadas y ha navegado por varios rincones del espectro político.
Aunque no pronunció una sola palabra durante las seis horas que duró el consejo de ministros la noche del martes, Armando Benedetti se convirtió en uno de los grandes protagonistas de la jornada, que terminó siendo un espectáculo político transmitido en vivo. Veinticuatro horas después de asumir su nuevo rol como jefe de despacho, el exembajador enfrentó críticas directas de cinco altos funcionarios del gobierno de Gustavo Petro, quienes cuestionaron su nombramiento al igual que el de la canciller Laura Sarabia. Pero Benedetti también recibió una férrea defensa del presidente, quien lo comparó con Jaime Bateman, el líder y fundador del M-19, y se explayó sobre las segundas oportunidades.
La jefatura de despacho es el tercer rol que ocupa Benedetti en los dos años y medio que lleva el “gobierno del cambio”. Empezó como embajador en Venezuela, un cargo que, según voces cercanas a la Casa de Nariño, nunca lo terminó de convencer porque no era proporcional al rol que cumplió en la campaña que llevó a Petro a la Casa de Nariño en 2022. Tras su salida, que le costó la apertura de una investigación interna en la Cancillería por presunto abandono del cargo, aterrizó en la Embajada de Colombia ante la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), ubicada en Italia.
Esa misión diplomática, inactiva por 25 años, fue reabierta con su llegada. Permaneció en el cargo 10 meses y, cuando renunció en noviembre de 2024 para dedicarse “a temas personales y de salud”, destacó algunos logros. Entre ellos, la aprobación de un plan estratégico de 592 millones de dólares para la seguridad alimentaria en Colombia (2025-2028).
Aunque había sonado para llegar al Ministerio de las TIC o al Ministerio del Interior, su designación como jefe de despacho quedó firme con el decreto 0128 de 2025. Ahora se acercará todavía más al presidente Petro, con tareas como organizar su agenda, servir de enlace entre los diferentes poderes y el Ejecutivo y transmitirle mensajes clave, un rol que en un principio desempeñó Laura Sarabia.
Antes de sumarse a la campaña de Petro, Benedetti había pasado por varios cargos y se había movido por varios sectores del espectro político. Inició su carrera como concejal de Bogotá (1998-2000) por el Partido Liberal. En 2002 llegó a la Cámara de Representantes por Bogotá con cerca de 30.000 votos, inicialmente en la oposición al gobierno de Álvaro Uribe. Sin embargo, su postura cambió eventualmente y pasó a ser uno de sus defensores.
Para las elecciones de 2006 abandonó el liberalismo y se unió al Partido de la U, recién creado por Uribe, logrando un escaño en el Senado con más de 50.000 votos. En ese periodo ratificó el proyecto de ley de la eutanasia. Su ascenso continuó en 2010, cuando fue reelegido con 80.000 votos y se convirtió en una ficha clave para el gobierno de Juan Manuel Santos, llegando a la presidencia del Senado en el primer año de su mandato (2010-2011). Mantuvo su curul en 2014 y asumió la presidencia del Partido de la U entre 2016 y 2017. En 2018 inició su último cuatrienio en el Capitolio.
Este 2025, Benedetti asume la jefatura de despacho en medio de cuestionamientos que van la investigación sobre su presunto rol en temas de financiación irregular de la campaña presidencial de 2022 hasta acusaciones de presunta violencia de género en contra de su esposa en Madrid. En noviembre de 2024, la Fiscalía lo citó a declarar junto a Laura Sarabia, entonces directora del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre), por unos audios filtrados en los que discutían los recursos utilizados en la región Caribe. En las grabaciones, Benedetti asegura haber gestionado cerca de $15.000 millones para la campaña y le reclama a Sarabia el trato recibido: “Lo que te estoy diciendo, Laura, es que ese tratamiento (…) Ajá, marica, yo hice 100 reuniones (…) $15.000 millones, es más, si no es por mí no ganan”
El Espectador