CNN —
El presidente de EE.UU. Donald Trump quiere dejar atrás el caos de su Gobierno respecto a los archivos de Jeffrey Epstein, pero sigue obstaculizando esa intención al abrir la boca.
El caso más reciente tiene que ver precisamente con por qué los dos hombres se distanciaron hace aproximadamente dos décadas.
Trump reconoció el martes que los empleados que, según dijo el lunes, Epstein le había arrebatado, causando su ruptura, eran mujeres jóvenes que trabajaban en el spa de su club Mar-a-Lago.
“La respuesta es sí, lo eran”, dijo a los reporteros en el Air Force One mientras regresaba de Escocia.
La respuesta no solo pone en duda la honestidad de Trump sobre su relación con Epstein, sino también su posible conocimiento de la conducta indebida del acusado de tráfico sexual. (Cabe aclarar que Trump no ha sido acusado de ningún delito en relación con Epstein).
Un día antes, el presidente dijo que se habían distanciado porque Epstein “robó gente que trabajaba para mí”, incluso después de que le había advertido que no lo hiciera de nuevo. Pero Trump no había mencionado que las empleadas eran mujeres jóvenes.
Y la Casa Blanca había dicho la semana pasada que Trump vetó a Epstein de su club Mar-a-Lago “por ser un pervertido”. (Trump dijo el martes que las dos razones eran “más o menos lo mismo”).
Pero en 2019, los reportes atribuyeron su distanciamiento a otro factor completamente distinto: los dos poderosos empresarios inmobiliarios competían por la misma propiedad en Palm Beach.
Está claro que este es un tema algo delicado. Después del arresto de Epstein en 2019, Trump se negó a dar detalles sobre su distanciamiento, diciendo a los reporteros: “La razón no hace ninguna diferencia, francamente”.
Sin embargo, ahora seguramente sí importa. Entonces, ¿dónde está la verdad?
Trump fue el más comunicativo hasta el momento el martes.
Epstein contrató a empleadas del spa de Mar-a-Lago más de una vez, dijo Trump, incluso después de ser advertido en contra de hacerlo, lo que lo llevó a cortar lazos con Epstein y expulsarlo del club.
“Le dije: ‘Escucha, no queremos que te lleves a nuestra gente, sea del spa o no’”, dijo Trump a los reporteros. “Y luego, no mucho después, lo hizo de nuevo y le dije: ‘fuera de aquí’”.
También reconoció que una de esas empleadas pudo haber sido Virginia Giuffre, una de las acusadoras más prominentes de Epstein, quien murió por suicidio este año.
“Creo que trabajaba en el spa”, dijo Trump. “Creo que ella fue una de las personas, sí. Él se la robó”.
Con estas respuestas, hay una clara superposición entre el relato de Trump del lunes y lo que dijo la Casa Blanca la semana pasada.
“No le hablaba [a él] porque hizo algo inapropiado. Contrató ayuda”, dijo Trump sobre Epstein el lunes, agregando: “Robó gente que trabajaba para mí. Le dije: ‘No vuelvas a hacer eso nunca’. Lo hizo de nuevo, y lo eché del lugar, persona non grata. Lo eché, y eso fue todo”.
La semana pasada, el director de comunicaciones de la Casa Blanca dijo: “El hecho es que el presidente lo echó de su club por ser un pervertido”.
Ambos relatos difieren del distanciamiento que se describe en un reportaje del Washington Post de 2019 sobre los dos hombres compitiendo por una propiedad frente al mar en bancarrota llamada Maison de l’Amitié, un proceso que incluyó muchas tácticas agresivas. (La primera Casa Blanca de Trump en ese momento no comentó ni negó esa historia).
Cuando CNN preguntó el martes cómo reconciliar estos relatos, la Casa Blanca dijo: “Nada más que agregar a los comentarios del POTUS”.
Todavía hay muchas preguntas sin responder.
Que Trump caracterice a Epstein como alguien que simplemente robaba empleadas, incluso mujeres jóvenes del spa, sería una manera bastante impactante de describir el reclutamiento de alguien para una red de tráfico sexual.
Todo esto ciertamente aumenta las preguntas sobre qué sabía Trump y cuándo lo supo sobre las actividades de Epstein.
Esas preguntas ya habían sido relevantes por una serie de razones.
Está el infame comentario de Trump de 2002 sobre cómo a Epstein “le gustan las mujeres hermosas tanto como a mí, y muchas de ellas son más bien jóvenes”. Está el empresario de Florida que ha dicho que le expresó a Trump su incomodidad sobre organizar un evento de “chicas de calendario” con Epstein.
“Le dije, ‘Mira, Donald, conozco muy bien a Jeff, no puedo permitir que ande detrás de chicas jóvenes’”, recordó haberle dicho a Trump, según The New York Times.
Y luego está el libro de 2016 del antiguo asesor de Trump, Roger Stone, en el que citó a Trump comentando cómo la “piscina de Epstein estaba llena de hermosas chicas jóvenes”.
“Qué amable, pensé”, dijo Trump, según Stone, “deja que las niñas del vecindario usen su piscina”.
Y luego está otra escena reportada en Mar-a-Lago. Un libro de 2020 escrito por reporteros del Miami Herald y Wall Street Journal informó que Trump en realidad cortó lazos con Epstein después de que este coqueteara con la hija adolescente de un miembro de Mar-a-Lago.
“Según lo describió esta persona, tal acto podría perjudicar irreparablemente la marca Trump, no dejándole a Donald otra opción que expulsar a Epstein”, dijo uno de los autores del libro.
Lo particularmente llamativo aquí es la cronología. Según le contó el exasesor de Trump Sam Nunberg al Washington Post en 2019, la expulsión de Epstein del club por reclutar a una joven para masajes ocurrió años antes de que la investigación por tráfico sexual de Epstein se hiciera pública. Eso significaría años antes de 2005.
Pero eso – y los propios comentarios de Trump del martes – sugieren que el presidente podría haber sabido que algo turbio estaba sucediendo antes que muchas otras personas. Giuffre, después de todo, era una empleada adolescente durante el período relevante.
El presidente parece no querer hablar de eso. Pero como con tantas de sus otras respuestas sobre Epstein, eso solo lleva a más preguntas.